Ya descubrimos dónde encontrarlo en nuestra querida Península Ibérica, pero ¿cuándo podremos verlo?
Una pregunta un tanto complicada, ya que como muchos, o casi todos sabéis, los osos pardos hibernan. Si solo preguntásemos a la teoría, nos diría que los osos hibernan durante el invierno, es decir, en la Península Ibérica empezarían a finales de noviembre para despertar a principios de abril. Pero resulta que muchos son los factores que influyen en dicho letargo, y la teoría no siempre se cumple.
Lo primero que tenemos que saber es que existen varios procesos similares, además de la hibernación, que engloban la fascinante inactividad biológica del organismo, (diapausa, estivación y brumación). Estos se llevarán a cabo por otras especies y clases de seres vivos.
En el caso de la hibernación de los osos pardos, partimos de la base de que el letargo se utiliza para reducir el metabolismo durante los meses más fríos, los meses con menos disponibilidad de alimentos en el entorno, lo que serían tiempos de mayor dificultad para su supervivencia. Por eso, la duración de tal letargo viene dada por las condiciones más complicadas.
Actualmente, el cambio climático está haciendo que las temperaturas aumenten en general, por el calentamiento global, de tal forma, que lugares como la Cordillera Cantábrica o los Pirineos en la Península Ibérica no disfrutan del fresquito que conocíamos antiguamente en estas zonas durante el invierno. Así, en ciertas zonas, es suficiente con hibernar tan solo dos meses. Otros lugares como puede ser Eslovenia, cuyas condiciones son ligeramente más duras que en la Península, este letargo puede rondar los tres meses, mientras que si seguimos subiendo de latitud, más meses de adormecimiento encontraremos, como es el caso de otra Península, la Escandinava, donde la hibernación puede alcanzar hasta 5 meses.
«La Madre Naturaleza vuelve a sorprendernos con actividades, más bien inactividades, que rozan la perfección…»
Por el contrario, se han visto ciertos ejemplares, sobretodo hembras con crías menores de 2 años, que no llegan a hibernar durante esa crianza, debido a que la lactancia desgasta mucho las reservas de la madre, y a ésta le beneficia más buscar comida, por escasa que sea, para mantenerse activa, que hibernar.
Bien, ya sabemos que hay diversidad en cuanto a los tiempos pero, ¿realmente sabemos en qué consiste la hibernación? Como hemos mencionado antes, el letargo se basa en la reducción del metabolismo, que son el conjunto de mecanismos por los que nuestros cuerpos generan la energía necesaria para vivir, a partir de los nutrientes. Además, al reducir dichos mecanismos, reducen también la producción de sobrantes, de materia no útil, con lo que no defecan ni orinan. Aún así, lo poco que se pueda ir generando se acumula en el recto, formando un tapón fecal, con materia muy seca, que expulsarán al despertar.
¿Cómo lo hacen? Pues después de haber estado durante todos los meses anteriores de calor atiborrándose para tener suficientes reservas y generar la capa de grasa idónea, cuando llega la época de hibernar buscan una cueva, profunda y estrecha, en la que estar lo más protegidos posibles; a veces incluso ellos mismos la excavan en el suelo y la preparan a su gusto.
Al reducir el metabolismo, se disminuye su temperatura, llegando a bajar unos 5-10 grados en algunos casos, ya que no realizan procesos en los que gastar energía, minimizando así sus pérdidas. El corazón, como el resto de órganos, también reduce su actividad, su ritmo, y el bombeo de sangre es mínimo para seguir con vida, aportando el oxígeno justo para sobrevivir.
Sin embargo, hay hembras que completan la hibernación habiéndose quedado gestantes antes, lo que implica un aumento en dicho metabolismo. Es un aumento suficiente aunque mínimo, es decir, suficiente para evitar la muerte del feto, pero mínimo para que la madre consiga sobrevivir durante el invierno. Se ha podido ver que estas hembras gestantes no reducen tan significativamente la temperatura, pudiendo aportar suficiente calor a la futura cría. Y además, incluso pueden llegar a dar a luz durante este proceso, lo que les obliga a llevar una semi-hibernación.
La Madre Naturaleza vuelve a sorprendernos con actividades, más bien inactividades, que rozan la perfección…
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