Empiezan a aparecer lobos grises, más osos grizzlis, bisontes y uapitíes, lo que nos indica que hemos pasado a Yellowstone, pero si seguimos nuestro camino pronto surgirán los amazonas y tecolotes por el aire, mientras el ajolote nos da la verdadera pista de que México es un paraíso dentro del continente americano.
El sueño de destino de muchos, incluido el de Alex
Aprieto bien los ojos y una de las provincias más espectaculares de Ecuador brilla al atardecer desde una de sus playas del Pacífico, las Islas Galápagos, que nos muestran las tortugas gigantes y los pinzones de Darwin, iguanas gigantes realmente imponentes con sus crestas, piqueros de patas azules, leones marinos, pingüinos y hasta tiburones martillo… Un sueño que se va haciendo realidad.
«Una vez al año ve a algún lugar en el que nunca hayas estado antes» – Dalai Lama
Llegando al fin del mundo aparecen las ballenas francas australes que luchan por reproducirse en las costas de la Patagonia.
¿Por qué no bajar a la Antártida a visitar las colonias de pingüino emperador que luchan para conseguir comida mientras huyen de sus temibles depredadores como el leopardo marino?
Entonces levanto la cabeza y allí está, Sudáfrica, rodeada por tiburones blancos y ballenas. Elefantes africanos y rinocerontes que se enfrentan a un tráfico ilegal de sus colmillos y cuernos respectivamente, jirafas que buscan las hojas más altas de los árboles y la carraca lila que nos deslumbra con su enorme colorido, todos huyendo de un mismo animal, la temible mamba negra que sesea por los caminos del parque Kruger anunciando que es el animal más venenoso del magnífico continente. Varios grupos de delfines nos guían por las costas de Mozambique hasta llegar a las enormes manadas de ñús, búfalos o cebras que corren por las praderas del Serengueti para evitar ser presas de leones, guepardos, o hienas hambrientas. Siempre observadas por los lémures de la magnífica Madagascar o los enormes gorilas de espalda plateada que se esconden en las montañas de Uganda y el Congo.
Nudibranquios como Coracias caudata nos hacen dar el salto por el Mediterráneo hasta España, donde el lince, el urogallo, el lobo ibérico o el oso pardo nos dan la bienvenida a nuestra tierra. No sin antes avisarnos de lo espectacular que resulta la observación de osos en Eslovenia, los frailecillos en las tierras altas de Escocia, el zorro ártico de Islandia y los renos de Papá Noel en Laponia.
Rusia nos da paso para visitar al antílope saiga, cuya nariz protuberante lo convierte en único. Mientras que el tigre de bengala se abre paso en los parques naturales de la India, intentando dar caza a un pequeño oso hormiguero, que es asustado por el crujir de los troncos con el paso de una manada de elefantes asiáticos.
Y no es sino el animal más grande del planeta, la gran ballena azul, la que nos da la bienvenida a Sri Lanka, mientras China lucha por proteger a uno de los animales más queridos del planeta, el oso panda.
Es el turno de Vietnam y Camboya, donde los loris, cuyos grandes ojos llenos de ternura, nos hacen darnos cuenta de lo maravillosa que es la Madre Naturaleza, aunque Tailandia nos devuelve a la realidad y permite ver magníficos a la par que peligrosos ejemplares de cobra real, varanos y hasta tarántulas negras de los que dispone “Mamá”.
Filipinas nos permite bucear junto a tiburones ballena y zorro, pero en tierra nos muestra los preciosos tarseros, mientras que Indonesia saca su gran dragón de Komodo junto al tigre de Sumatra, el mono negro y el orangután o el rinoceronte de Java.
Nueva Guinea nos descubre un mundo mágico con el lagarto de sangre verde, conocido así por su acúmulo de biliverdina en los tejidos, la paloma coronada occidental, el gran casuario unicarunculado, el gorgojo azul de Schoenherr o el precioso canguro arborícora de Goodfellow.
Todo ellos nos abren la puerta de Australia, el gran tesoro faunístico de La Tierra. Y es que sus condiciones geológicas y climáticas lo han ido aislando año tras año. Haciendo que la gran mayoría de especies sean endémicas, únicas, de este maravilloso lugar. Los entrañables koalas, canguros, wombats y equidnas, los dientecillos de los demonios de Tasmania o mamíferos que ponen huevos como los ornitorrincos. Pero no podemos pensar sólo en lo adorables que son todos ellos, no, ya que este país nos demuestra que la supervivencia no es fácil frente a los más venenosos del mundo, como la avispa de mar, la serpiente taipán del interior, la araña de Sidney, el pulpo de anillos azules o el caracol cono. Sin duda, un país adorablemente mortífero que me imagino recorriendo día y noche…
Pero es hora de abrir los ojos, abrirlos y ver que sigo en la cama soñando con todos ellos. Y seguro que al igual que vosotros, pienso: “Sólo hay una vida para disfrutar… ¡Hagámoslo desde ya! ¡En marcha!”
Fotomontaje de cabecera: Leopardo de las nieves – TeeFarm en Pixabay
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